miércoles, 29 de octubre de 2008

OASIS, LAS OTRAS ISLAS

El estado de Baja California Sur se encuentra bordeado al norte por Baja California, al este por el Golfo de California (también llamado Mar de Cortés) y al oeste por el Océano Pacífico. Es mundialmente conocido por sus hermosas playas y bellezas naturales como ballenas, lobos marinos y otras más; un atractivo particularmente especial son sus islas, en donde vive una gran diversidad de especies que, en muchos casos, no se encuentran en ningún otro lugar del planeta.

Ya en tierra firme, el estado está cubierto casi en su totalidad por extensiones desérticas cuya vegetación principal son matorrales espinosos. Esta vegetación está plenamente adaptada a los cambios extremos de temperatura y a la escasez de agua (menos de 200 mm por año). Pero dentro del paisaje desértico, de vez en cuando aparece un manchón de vegetación distinta. Palmas y arbustos se yerguen imponentes e indican la presencia de agua en el suelo.

Estas "islas" de vegetación rodeadas por un mar desértico han sido cruciales para los habitantes del territorio sudcaliforniano desde tiempos remotos, ya que fueron usadas por los antiguos californios (cochimíes, guaycuras y pericúes) como puntos estratégicos para la cacería y establecimiento de asentamientos temporales. Posteriormente, los misioneros jesuitas las usaron para ampliar sus dominios, afincando misiones en oasis grandes como Mulegé, San Javier, San Ignacio y otros más. Del mismo modo que para los humanos, algunos representantes de la fauna desértica encuentran en los oasis condiciones que les permiten subsistir en un medio tan hostil. Y también como las islas, hay algunas especies que han evolucionado en estos oasis-islas, y son propias de ellos.

Geográficamente hablando, la península de Baja California es la segunda más larga y aislada de mundo. Durante toda su historia ha sufrido innumerables cambios en su morfología, así como en sus condiciones ambientales. Hace 8,000 años aproximadamente, el clima era templado y había una mayor humedad relativa, lo que propició el desarrollo de vegetación con afinidad templada y subtropical. En terrenos elevados y cumbres de las montañas, se establecieron bosques de pino y encino que se cubrían de hielo en las temporadas de frío. Con el paso del tiempo y de manera gradual, tales condiciones cambiaron. El mar se hizo más frío, con lo cual las precipitaciones fueron disminuyendo y la península se fue aridificando.

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